Gibson confronta la idea de que los objetos se definen por sus cualidades, sugiriendo que lo que percibimos de ellos está relacionado con lo que nos ofrecen: "Podemos discriminar las dimensiones de la diferencia si es necesario hacerlo en un experimento, pero normalmente prestamos atención a lo que el objeto nos proporciona".
Donald Norman se apropia del concepto para definir las relaciones que establecemos con los objetos y cómo interactuamos con ellos a partir de lo que percibimos, y define como ofrecimientos aquellos elementos que nos sugieren cómo interactuar con un producto.
Donald Norman considera que el buen diseño es aquel que está dotado de ofrecimientos que nos informan, por ejemplo, de cómo utilizar una taza a través de su asa o, al interactuar con una puerta para abrirla, saber si debemos empujarla o estirarla. El conocimiento de estos ofrecimientos nos permite construir un modelo mental que nos posibilitará usar productos similares, siempre y cuando volvamos a reconocer estos ofrecimientos.
Con esta premisa concebimos la lámpara Alba en 2020. Una aplique de pared que proporciona luz indirecta e invita al usuario a interactuar con ella a partir del descubrimiento de la posibilidad de acción que tiene oculta, y que permite utilizarla girando el disco a partir del cual se ha concebido formalmente la propuesta.
Fabricada y comercializada por Ateljé Lyktan, Alba fue galardonada en 2022 con el Premio Delta de Opinión y el Premio Delta de Plata en los Premios ADI.
El mundo sensible, el mundo material, se enfrenta a nosotros condicionando las relaciones que nos constituyen como seres sociales. A través del diseño podemos interferir en estas relaciones, definiendo la manera en la que interactuamos con los objetos, haciendo emerger, con su descubrimiento, un nuevo vínculo basado en la empatía.
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